El 90% de los desarrolladores de software a nivel mundial utilizan API´s. Las clasificaciones de las APIs dependen de distintos tipos de programación, de uso de bases de datos y de funciones específicas.
De acuerdo con el reporte Developer Economics Survey de Slashdata y Developer Nation, el 90% de los desarrolladores de software utilizan interfaces de programación de aplicaciones (APIs por sus siglas en inglés); de ellas, el 69% son conexiones de terceros y el 20% son privadas o internas. De tal modo, no es de sorprenderse que su uso sea cada vez más recurrente (incluso indispensable para ciertos sectores, como el financiero).
Pero, a pesar de sus beneficios las APIs son poco conocidas entre los usuarios finales e incluso entre empresas de sectores que no sean propiamente el financiero.
“En términos muy generales, lo que hace una API es conectar a dos o más aplicaciones para que puedan comunicarse de manera sencilla, eficiente y veloz. Esto permite que puedan fluir datos y mensajes entre ellas, como si fuera una biblioteca de acceso abierto para los programas con el permiso para hacerlo.
Es una tecnología eficiente para cualquier industria, pues ayuda a que diversas aplicaciones dentro de un sector, o incluso al interior de una compañía, puedan funcionar de manera independiente, pero haciéndose valer de la información de las demás”, explica Nick Grassi, Co-CEO de Finerio Connect, startup mexicana de finanzas integradas.
En México, la llamada ‘Ley Fintech’ en su artículo 76 establece que todas las entidades financieras, ya sea que se trate de bancos, fintech, o sociedades de información crediticia, están obligadas a habilitar aplicaciones comerciales para el intercambio de información.
Estas APIs no requieren autorización del banco; sino del consumidor. Con la publicación de la segunda ronda de leyes secundarias de Open Banking, se espera que lleguen las APIs regulatorias. “Esas leyes obligarían a ciertas instituciones financieras a crear APIs regulatorias para compartir sus datos. La regulación del país contempla reglas técnicas sobre cómo debe dar consentimiento el usuario para que se use su información. El usuario elige quién accede a su información y a qué productos financieros tiene acceso determinada institución financiera, estas leyes también indican quién puede usar estas APIs”, explica Nick Grassi.
Agrega que en muchos países las leyes sólo abarcan a los bancos más grandes y dejan fuera a otras instituciones como las fintech; mientras que en México la regulación es más robusta pues abarca a todas las entidades financieras.
Respecto a la regulación y APIs de otros países, el CO-CEO de Finerio Connect menciona que en Europa las leyes no contemplaron la totalidad de las instituciones, el resultado fue que los usuarios tuvieron problemas para vincular sus cuentas y los procesos suelen ser complicados. “Hay procesos de 12 pasos que son tan confusos que nadie puede vincular sus cuentas bancarias. El 90% de conexiones en Europa todavía se hacen con APIs comerciales, pero no siempre funcionan bien. En México la regulación apunta a ser más íntegra y accesible para que todas las APIs funcionen de manera óptima”.
Por lo general, las clasificaciones de las APIs suelen ser complejas. Dependen de distintos tipos de programación, de uso de bases de datos y de funciones específicas. Sin embargo, también se pueden categorizar en tres grandes rubros por sus formas de trabajo, mismas que toda empresa actualmente debe conocer.
En primer lugar se encuentran las interfaces de programación de aplicaciones internas. Como su nombre indica, se trata de APIs que tienen la responsabilidad de conectar distintos tipos de software y programas al interior de una empresa, para que exista un flujo eficiente de información entre sistemas y datos del negocio. Por ejemplo, el registro automatizado de inventarios con los sistemas de manufactura y producción.
Asimismo, hay APIs que necesitan articular puentes entre empresas y proveedores o clientes específicos. “Este tipo de interfaces ayuda a dinamizar ciertas relaciones que requieren de retroalimentación constante entre compañías o con clientes escogidos previamente. Son ideales para facilitar actividades entre aliados que requieren de bases de datos diferentes pero correlacionadas para funcionar óptimamente”, apunta Grassi de Finerio Connect.
Las APIs públicas pueden tener dos niveles de apertura. Por un lado, son interfaces que una empresa abre por decisión propia, para que cualquier otra persona o compañía tenga acceso a ellas.
Es un modelo que privilegia la transparencia y colaboración, con miras a crear sinergias para que otras empresas desarrollen más APIs con el código y los datos abiertos. Por otro lado, una industria puede decidir que todos los jugadores construyan APIs interrelacionadas para privilegiar la competencia al interior y ofrecer mejores productos y servicios a sus usuarios finales.
Fuente: The Standard CIO