Un fallo en las empresas suele estar en el minuto cero de la migración a la nube: la elección del proveedor cloud en el que vamos a confiar. Estos son cinco elementos clave en los que cualquier CIO o decisor de compra debería fijarse antes de firmar ningún contrato con la nube como objeto
Nadie duda de que la nube es la modalidad de despliegue de recursos informáticos por defecto en nuestros tiempos. Según IDC,el mercado cloud español registrará un crecimiento anual medio superior al 17%, subiendo desde los 1.514 millones de euros de 2018 a más de 2.790 millones en 2022.
Con todo ello, muchas empresas se suman cada día a la ola del cloud computing, abrazando su promesa de menores costes, mayor agilidad, escalabilidad sin fin y simplicidad en la gestión. Sin embargo, no todos los que se suben a la nube acaban teniendo los resultados esperados.
O lo que es peor: muchos de ellos acaban sufriendo consecuencias inesperadas y bastante desagradables, desde litigios judiciales hasta millones de euros en pérdidas por un servicio que, aparentemente maravilloso, acaba por convertirse en la peor pesadilla de la compañía.
En estos casos, el fallo fundamental suele estar en el minuto cero de la migración a la nube: la elección del proveedor cloud en el que vamos a confiar. Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud ofrecen servicios muy parecidos pero hemos de tener en cuenta que parecido no significa igual. Y que no son los únicos actores en los que podemos apoyarnos en esta era de la nube.
Por todo ello, ¿cómo podemos asegurarnos de que el proveedor cloud que escojamos es el mejor para nuestra empresa y el uso que vamos a realizar de sus recursos? A continuación os ofrecemos cinco elementos clave en los que cualquier CIO o decisor de compra debería fijarse antes de firmar ningún contrato con la nube como objeto.
Lo primero de todo es identificar qué y quién es el proveedor cloud. Hablamos de no dejarnos llevar por el común del mercado, por la masa, y hacer un análisis a fondo de la empresa en cuestión, de sus orígenes, trayectoria en la arena cloud, clientes similares, posibles conflictos de interés o su capacidad de inversión para seguir no solo manteniendo el servicio, sino también mejorándolo día a día.
De hecho, la capacidad financiera del proveedor cloud es un aspecto fundamental y muchas veces obviado. Aunque los grandes ‘players’ del mercado tienen solvencia de sobra, existen muchos actores de nicho que pueden sernos atractivos por una tecnología determinada pero cuya caja de ahorros no es precisamente floreciente. De apostar por él, hemos de saber que corremos el riesgo de perder todo nuestro despliegue cloud si su negocio acaba por irse a pique.
Igualmente, hemos de fijarnos en qué capas de la nube cubre cada proveedor. Aunque solo queramos contratar un software como servicio (SaaS), siempre será mejor que la empresa cuente con sus propios centros de datos, ya que podrá reaccionar más rápido y mejor en caso de que se produzca cualquier incidente sobre su infraestructura.
La localización es un punto esencial que deberemos tener en cuenta a la hora de contratar un servicio cloud, especialmente si pensamos mover cargas críticas, datos confidenciales o sensibles y si formamos parte de algún sector de actividad especialmente regulado, como puede ser la banca o la Administración Pública.
La legislación es extremadamente rígida a la hora de tratar determinados datos fuera de las fronteras nacionales (en el caso de la Unión Europea, las fronteras comunitarias). En ese sentido, el Reglamento General de Protección de Datos obliga a almacenar los datos personales de ciudadanos europeos en centros de datos dentro del Viejo Continente, algo que tendremos que tener en cuenta a la hora de seleccionar un proveedor con presencia local.
Pero la localización no es un tema clave sólo por un asunto legal, sino que también hemos de tener en cuenta aspectos técnicos. Con el auge de más y más servicios conectados, la cercanía del centro de datos de nuestro proveedor con el punto final donde se consuma el servicio es fundamental, especialmente en tareas que requieran de latencias mínimas.
La seguridad ha sido, durante mucho tiempo, el talón de Aquiles de los modelos cloud. Aunque esos temores ya están superados, lo cierto es que tendremos que asegurarnos de que el proveedor en cuestión tenga sistemas para detección y prevención de intrusos, personal cualificado para atender temas de seguridad, cortafuegos, medidas de aislamiento de hardware, etc.
Además, deben haberse implementado controles que garanticen la seguridad física, incluidos controles para el acceso a hardware coubicado. Además, los centros de datos deben contar con medidas de seguridad físicas que protejan los equipos y los datos frente a eventos adversos. Por no contar que tiene que haber un sistema de alimentación y funcionalidad de red redundantes, así como un plan documentado de recuperación ante desastres y continuidad empresarial.
Todo ello debe reflejarse, asimismo, en un documento vinculante legalmente en el que se establezcan claramente los niveles de servicio que nos deben prestar (SLA, por sus siglas en inglés) y las indemnizaciones que se pagarán en caso de incumplimiento.
No podemos obviar que no todos los negocios son iguales y, por ende, sus necesidades de servicio cloud tampoco. En ese sentido, deberemos elegir un proveedor que comprenda nuestras necesidades específicas y alinear su conocimiento técnico con esas metas.
Además, la empresa debe ofrecernos mecanismos concretos que faciliten la implementación, administración y actualización de nuestro software y sus aplicaciones. Interfaces estándar. Por otro lado, el proveedor debe usar API estándar para que la organización pueda crear conexiones con la nube fácilmente sin necesidad de consultorías carísimas o procesos que se dilaten meses.
Dejamos para el final el aspecto que suele estar el primero en las agendas de las empresas: el coste. Obviamente, lo más barato en igualdad de calidad técnica siempre es lo mejor, pero no podemos dejar de leer la letra pequeña.
En ese sentido, muchos proveedores bajan sus precios básicos pero esconden costes ocultos en caso de que aprovisionemos determinados recursos adicionales o importantes subidas de precio en caso de que tengamos algún pico de actividad no previsto ni contratado inicialmente.
Al mismo tiempo, deberemos asegurarnos de que el proveedor en que confiemos disponga de un equipo de facturación accesible con el que poder discutir cualquier problema en estas lides, evitando aquellos que solo atienden estas quejas mediante correo electrónico o formularios ciegos en el panel de control.
Si tienes dudas respecto a cual proveedor cloud se adapta mejor a tus necesidades, escríbenos y te apoyamos en la resolución de dudas y tu viaje a la nube.
Articulo original: Business Insider