Blockchain –o cadena de bloques- es uno de los conceptos más de moda en el ámbito tecnológico. Y no es para menos. Según los expertos, tras algunos años de consolidación y desarrollo, esta tecnología está llamada a revolucionarlo todo, como transfondo de las múltiples transacciones que se realizan en nuestra vida cotidiana.
“En la mayoría de los casos, se irá incorporando en nuestras vidas de manera ‘silenciosa’. Es decir, en utilizaremos blockchain sin saberlo”, afirma Rodrigo García de la Cruz, CEO de Finnovating y director del Programa Directivo de Banca Digital del IEB. Igualmente, Enrique Dans, profesor de Innovación del IE Business School, opina que “el ciudadano no se va a enterar, igual que no sabe qué sistemas hay detrás de sus bancos”. Podríamos hacer una analogía con internet., que ha revolucionado nuestra manera de comunicarnos y operar, aunque el usuario utiliza internet sin conocer –ni necesitarlo- el protocolo TPC/IP o el lenguaje HTML.
Dans opina que la incorporación de la cadena de bloques “es una revolución importante”, pero considera que se va a adoptar “de manera muy gradual, a medida que más y más compañías de distintas industrias vayan viendo y entendiendo sus beneficios”. Señala que “habrá un periodo de adaptación en el que veremos cómo algunas empresas empiezan a usarlo para diferenciarse de su competencia, como argumento de venta”, convirtiéndose en el estándar del mercado cuando se vayan comprobando los beneficios que aporta.
García de la Cruz también cree que irá llegando a de forma paulatina. “Poco a poco iremos viendo blockchain incorporado en nuestras vidas”. El cambio real se producirá cuando la gente se dé cuenta del potencial enorme que tiene esta tecnología. Y las grandes compañías, startups y los gobiernos vayan juntos de la mano para incorporar esta revolución en nuestro día a día”, afirma. Así, indica que “2017 ha sido un gran año, pero en 2018 se espera que muchas de los proyectos que utilizan esta tecnología vayan convirtiéndose poco a poco en una referencia absoluta”.
Es difícil establecer el horizonte temporal en el que podremos ver esta tecnología plenamente instalada en nuestras vidas. El profesor del IE explica que “las curvas de adopción en mercados corporativos no son demasiado modelables porque dependen de decisiones corporativas, que no son tecnológicas, sino que muchas veces son decisiones políticas o incluso de marketing”. No obstante, augura que “lo normal será que llegue en dos años”.
De las ventajas sobre blockchain se habla y escribe mucho, pero también conviene detenerse en algunos de los obstáculos para su desarrollo. El CEO de Finnovating destaca que es “una tecnología reciente y compleja”, por lo que, de momento, “habrá numerosos fallos hasta que está tecnología se conozca y empiece a funcionar de manera eficiente”. Además, todavía nos encontramos con “incertidumbre regulatoria”.
También puede representar un inconveniente el aspecto de la confidencialidad. Cuando se habla de blockchain se suele relacionar con bitcoin y su uso para operaciones de dudosa legalidad –blanqueo de capitales, compraventa de drogas o armas, etc., pero lo cierto es que la cadena de bloques garantiza la trazabilidad total de las transacciones y la imposibilidad de modificar dicho registro. “En caso de tener que realizar operaciones confidenciales, al ser una red abierta, las transacciones son rastreables. No obstante, existen alternativas ante este problema”, apunta García de la Cruz. Además, señala que “los smart contracts pueden no ser lo óptimo para transacciones cuyas reglas cambian de forma constante.”
¿Pero para qué lo usaremos? “Las aplicaciones de esta tecnología en la vida cotidiana son infinitas: desde las más conocidas, como pagos o registros de la propiedad, hasta gestión de depósitos o fianzas, ejecución automática de las garantías en caso de avería, votaciones, etc.”, anota el CEO de Finnovating. Repasamos algunas de sus posibles aplicaciones.
Blockchain es de gran utilidad a la hora de crear una identidad digital, acabando con el enorme obstáculo que supone para el usuario tener que registrarse y aportar documentación acreditativa cuando se trata de contratar productos y servicios a través de la red. Si nos registramos en una blockchain desarrollada por consorcios en los que estén representadas varias compañías –de un mismo sector o de varios –, o incluso por el propio gobierno, tan sólo será preciso aportar la documentación una vez y bastaría con una clave de identidad maestra para acceder todos los servicios gestionados por las organizaciones consorciadas. Y todo ello sin que el usuario pierda el control de sus datos personales.
Por ejemplo, el gobierno de Estonia ha desarrollado una solución de identidad digital basada en blockchain, otorgando a sus ciudadanos accesos a sus datos y gestionando las peticiones de terceros para acceder a dicha información, como recoge el informe ‘The future of public service identity: blockchain’, elaborado por Accenture. Podría servir para unificar registros como documento de identidad, pasaporte, Seguridad Social, etc. Incluso podría combinar con sistemas de identificación biométricos –huella dactilar, voz, retina, etc.-. Quizá también la mejor solución para la digitalización de procesos electorales, aunque habría que resolver la manera de combinar la anonimización de forma que se garantice el voto secreto y la trazabilidad para evitar el fraude.
También es de gran utilidad en un entorno privado. Por ejemplo, una cadena de bloques en la que se incluyeran todo tipo de proveedores de servicios (bancos, aseguradoras, compañías de suministros –luz, agua, gas, telefonía…-) agilizaría los trámites habituales, desde la solicitud de un préstamo hasta la contratación de un seguro o un fondo de inversión, la modificación de la tarifa de luz, el cambio de operador de telefonía…
Además, la gestión de identidades no tiene por qué limitarse a las personas. Con el desarrollo del Internet de las Cosas (IoT), blockchain servirá para acreditar indubitablemente estos dispositivos, como sensores domésticos, vehículos, smartbands, etc., permitiendo ejecutar transacciones de manera autónoma y automática, sin que la seguridad de los datos corra peligro.
Los registros creados en blockchain son unívocos e inmutables, por lo que es la solución perfecta para garantizar la trazabilidad de bienes. Por ejemplo, la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) y la consultoría Grant Thornton están trabajando en el desarrollo de CK-GT, una cadena de bloques destinada a aumentar la eficiencia en los procesos de prevención del blanqueo de capitales.
Otra muestra es Everledger, que permite garantizar la trazabilidad en la cadena de suministro de diamantes, asegurando la limpieza de su origen y la transparencia en su transmisión. Asimismo, contribuye a detectar posibles fraudes, identificar y recuperar piezas robadas, etc. Este mismo modelo podría aplicarse a todo tipo de bienes de elevado valor, como joyas, cuadros, vehículos de alta gama.
En el caso concreto de los automóviles, podría servir como una garantía en el mercado de vehículos de ocasión. Blockchain podría servir de soporte para un registro de toda la vida del vehículo, desde la compra, operaciones de compraventa, pasos por el taller para revisiones o reparaciones, pólizas de seguros asociadas al automóvil, posibles robos, etc. Asimismo, podría ser la solución para evitar las falsificaciones de marcas de todo tipo de productos: moda, deportes, complementos, tecnología, etc.
También es de gran utilidad en el transporte de mercancías. Esta actividad, especialmente cuando se trata de grandes envíos – cargueros por mar, aviones de carga y trenes de mercancías- conlleva un enorme papeleo con el fin de asegurar que todo arriba a destino y que lo que llega corresponde con lo declarado. Todos estos protocolos documentados son necesarios para evitar robos y pérdidas, garantizar la seguridad –mercancías prohibidas, seguridad alimentaria, etc.-, formalizar el pago de tasas e impuestos en aduanas, etc. Blockchain agiliza estos trámites, previniendo ante posibles fraudes, errores humanos y demoras en el tránsito por la pérdida de documentación o discordancias. Además, facilita la consulta del progreso en la cadena de suministro. La naviera danesa Maersk ya incorpora esta tecnología para digitalizar sus operaciones, como recoge ComputerWeekly.com.
En el sector inmobiliario también tendría aplicaciones. La creación de una cadena de bloques permitiría incorporar todo tipo de información del bien, como datos de construcción, memoria de calidades de los materiales empleados, hipotecas y cargas pendientes, transmisiones realizadas, etiqueta de eficiencia, pago de impuestos, etc. Es una herramienta ideal para evitar fraudes, tanto entre particulares como con la Administración.
La tecnología blockchain también ofrece muchas posibilidades en la prestación de servicios. Por ejemplo, en seguros paramátricos -en los que la indemnización se basa en el acontecimiento de una determinada circunstancia que dé lugar al pago- conectados a bases de datos externas. Por ejemplo, la aseguradora Axa ya tiene en el mercado Fizzy, un seguro de cancelación de vuelo, que se materializa a través de un smart contract conectado a bases de datos de tráfico aéreo, indemnizando automáticamente al asegurado en caso de que el vuelo se cancele. Lo mismo podría suceder en otros tipos de seguros, como una póliza de Vida –indemnizando si se recibe notificación del fallecimiento del asegurado-, un seguro agrario –pagando si la cosecha se arruina por granizo, helada…-, etc.
Antes hablábamos de la gestión de identidades en dispositivos del IoT. Blockchain podría servir, por ejemplo, para vincular un frigorífico inteligente con un ecommerce y hacer la compra automáticamente, realizando la transacción de forma segura. Asimismo, facilitará la contratación de seguros relacionados con la nueva economía. Por ejemplo, será más sencillo contratar un póliza por uso que dé cobertura al realizar un viaje recurriendo a una compañía de car sharing -como Car2Go o Emov-, si se alquila algún producto en plataformas P2P -como Relendo-, etc.
La cadena de bloques servirá también para mejorar la gestión de historiales clínicos, facilitando el acceso por parte de actores autorizados. Sobre todo, blockchain garantizará la integridad de los archivos, detectando intentos de intromisión y evitando la manipulación de los datos.
Por otra parte, blockchain ofrece una nueva manera de afrontar los clásicos programas de fidelización, En lugar de los clásicos puntos otorgados asociados a una tarjeta expedida por las compañías, el sistema se puede basar en sensores –coche conectados, pulseras cuantificadoras, etc.- e integrar un amplio espectro de empresas, realizando ofertas y promociones combinadas.
Con la mirada puesta en un futuro más lejano, blockchain incluso podría servir para regular la circulación de los vehículos autónomos. La programación de una determinada ruta en una cadena de bloques permitirá la coordinación con el resto de trayectos de otros automóviles, gestionando al detalle cada movimiento o cambio de carril para optimizar el tráfico.
Fuente: Silicon