Todos los informes coinciden. La empresa del futuro pero cada vez más del presente, es híbrida y multicloud. Estudios tan optimistas como el «Informe del Estados de la nube 2021» publicado por Flexera van incluso más allá y afirman no solo que el 92% de las compañías ya tienen presencia en la nube, sino que el 80% mantiene una estrategia multicloud.
De hecho, según IDC, para 2021, se espera que los ingresos generados por la industria de la nube híbrida alcancen los 68.800 millones de dólares, lo que supone un crecimiento anual medio del 20%.
Las ventas de esta estrategia son más que evidentes, pero también es importante tener en cuenta que en los entornos multicloud no solo crece la complejidad técnica, sino que también crecen otro tipo de problemas. A continuación os damos cinco motivos por lo que trabajar con varias nubes (si no es necesario), no siempre es la mejor idea.
Buena parte de lo que ofrece la nube pública es una commodity y por lo tanto, intercambiable: distribuciones Linux, capacidad para aumentar capacidad de almacenamiento, memoria…Sin embargo junto a todo ese software open source que ofrecen los principales players, también hay unas cuantas tecnologías propietarias.
Ahí están algunas tan populares como la base de datos de Oracle, Google Firebase o Microsoft .Net por poner algunos ejemplos. En entornos multicloud, puede ser complicado extraer el máximo valor de todas estas herramientas ya que la compatibilidad entre las distintas nubes sigue siendo bastante limitada. En este sentido, pasar cargas de trabajo de un modo producción de una nube a otra, no siempre es tan fácil como los administradores IT querrían y muchas veces esto solo puede hacerse en parte.
Ya hemos visto que en buena parte de su infraestructura, las nubes públicas se comportan como commodities y en muchos casos el factor decisivo se encuentra más en el área de servicios y precio que en el «hierro». Y si embargo, también en este espacio «común» hay pequeños cambios que se pueden convertir en «dolores de cabeza».
Por ejemplo, un servicio cloud puede migrar a PHP 8 antes que otro, o mientras que un servicio decide penalizar el uso del ancho de banda, otro comienza a cargar más sobre el espacio utilizado, de forma inesperada. Contar con más de un vendor supone por otro lado aumentar el número de partners, de reuniones, de cambios en los servicios contratados… en definitiva, más complejidad.
El intercambio de bytes dentro del propio centro de datos va a ser siempre más rápido que si se produce hacia un servidor cloud. Y aunque esta latencia es casi siempre imperceptible, cuando la compañía se dirige hacia una aproximación multicloud, esta latencia también se incrementa.
Esto insistimos, no siempre es importante. En muchas cargas de trabajo, la velocidad no es un factor diferencial y por otro lado, muchas tareas de computación se siguen desarrollando en el centro de datos. No obstante en determinadas industrias la latencia sí que juega un papel fundamental y factores como la cercanía de la empresa al CPD Cloud cuentan; por no hablar a corto plazo de soluciones de edge computing y a medio, de la conectividad 5G.
Comenzar a trabajar en un entorno de cloud público supone entre otras cosas, aprender la idiosincrasia del nuevo entorno, formarse en las tecnologías que lo forman, certificarse en algunas de ellas y aprender a explotar sus posibilidades más avanzadas.
¿Qué ocurre en un entorno multicloud? Que todo este proceso se repite para cada una de las nubes, lo que una vez más, incrementa la complejidad.
Uno de los argumentos por los que muchas compañías van a un entorno multicloud es que temen verse atrapadas en los que se conoce como «vendor lock-in» o lo que es lo mismo: depender exclusivamente de un único proveedor que puede llegar a imponer todo tipo de condiciones «draconianas» sin casi, aviso previo. La teoría es buena y hasta cierto punto, funciona: con más clouds disponibles, más agilidad a la hora de escoger los mejores precios y optimizar determinadas cargas de trabajo.
Evitar este lock-in sin embargo también tiene un precio. Los vendedores de cloud pública tienden a premiar la fidelidad. Y aquellas compañías dispuestas a atarse a un vendor durante varios años (por anticipado) pueden normalmente acceder a ventajas y tarifas impensables para el resto.
A menudo (por no decir casi siempre), la relación con un proveedor de IT se basa tanto en su capacidad tecnológica como en la relación de confianza que conseguimos construir. Y es verdad, por lo que pueda pasar, confiar en un único vendor puede ser arriesgado.
A la vez sin embargo, confiar en distintos proveedores cloud también multiplica las posibilidades de sentirse decepcionado o incluso traicionado en esa confianza. Es algo que hay que poner en una balanza, ya que la cantidad de confianza requerida para mantener las cosas en funcionamiento puede multplicarse.
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Fuente: MCPro