Cloud híbrido y multicloud. Así se presenta el futuro a corto y medio plazo para cada vez más organizaciones que ven cómo la nube define cada vez más, el desarrollo de su modelo tecnológico.
Con todas sus ventajas por supuesto, el cloud también supone unos cuantos desafíos que obligan a las empresas a tener muy en cuenta no sólo de qué forma realizan su viaje al cloud, sino también cómo, con quién, para qué y en qué condiciones. Dicho de otra forma: una apuesta seria por el cloud supone medir, medir y volver a medir. Los KPIs, tan importantes en cualquier área TIC de la empresa, cobran en un escenario multicloud una importancia adicional.
¿Qué KPIs son los más importantes? En este artículo para Network World, Roy Ritthaler, vicepresidente de marketing de productos cloud de VMware, nos habla de tres de los grupos más importantes: KPIs financieros, KPIs de seguridad y red y KPIs de rendimiento, poniendo como colofón uno que crece en importancia cada año que pasa: los KPIs relacionados con el compliance.
Uno de los grandes peligros que presenta el viaje al cloud es el de perder de vista el control de los costes. Y es que no se vigilan de cerca, la aventura al centro de datos de AWS, Azure u otros, puede llegar a ser bastante más cara que mantenerse on premises. Es decir, hay que tener muy claro qué se lleva a la nube y por qué. Si esto siempre es algo a tener en cuenta en un entorno cloud, cuando entramos en el terreno multicloud, la complejidad de multiplica.
Resulta por lo tanto vital vigilar de cerca incluyen el ser capaces de ajustarse al presupuesto y un análisis detallado de los gastos. Esto incluye por supuesto, ser capaces de detectar costes ocultos, marcar anomalías, reasignar el gasto entre las distintas nubes (showback/chargeback) y proporcionar recomendaciones que favorezcan el ahorro.
Métricas que son interesantes en este aspecto incluyen el coste de todos los recursos sin etiquetar, como bases de datos que no proporcionan un valor real para la empresa pero que consumen recursos cloud; el porcentaje de nuestra infraestructura tecnológica que actualmente está funcionando en un modelo de pago por uso y en consecuencia, el porcentaje del gasto TI total que representa.
A la hora de movernos en un entorno multicloud, la postura de la empresa en áreas como la conectividad a la infraestructura de red y la seguridad crecen en importancia. En este terreno, son muchos los elementos que hay que tener en cuenta. Entre estos podemos destacar la capacidad para monitorizar el tráfico, la detección de vulnerabilidades, el diseño de una política de seguridad centrada en aplicaciones o el generar reglas adecuadas de firewall para implementar la seguridad dentro de las aplicaciones.
Algunos KPIs comunes en este área incluyen ser capaces de medir el número de incidentes de seguridad por mes y equipo, o el número de brechas y vulnerabilidades y el tiempo empleado en parchearlas, normalmente midiéndolo en horas. Pero si la seguridad es crítica, también lo es el saber medir el estado de la red corporativa y cómo se comunica con el entorno multicloud en el que se mueve la organización. Esto incluye la gestión de políticas de acceso, latencia del sistema, pérdida de paquetes…Otros KPIs interesantes aquí incluyen medir el tiempo de respuesta, o el uso del ancho de banda y su rendimiento.
La supervisión de la infraestructura de red tiene que incluir su visibilidad de extremo a extremo (a través de entornos físicos y virtuales) y la gestión de todos los dispositivos que intervienen.
En el terreno de las aplicaciones, cada aplicación debería contar con sus propias métricas de rendimiento, por lo que es importante contar con herramientas que permitan vincular esas aplicaciones con la infraestructura en la que se están ejecutando, de modo que se pueda acceder a una panorámica completa.
Es cierto que muchas organizaciones ya disponen de muchas de esas herramientas, pero pocas facilitan una visibilidad de extremo a extremo, que permitan resolver los problemas que se producen en los diferentes equipos. Algunas de las KPI más comunes que se relacionan con el desempeño de las aplicaciones, incluyen el consumo de recursos configurados frente a los utilizados (CPU, memoria, etc.), tiempos de respuesta y cómputos de las conexiones.
Teniendo en cuenta que las aplicaciones tienden a extenderse sobre múltiples nubes, la compañía deberá valorar el camino que produzca una “resistencia menor”. A la vez, las organizaciones deben ser conscientes sobre dónde se ejecutan sus aplicaciones, cómo se comunican entre ellas, qué dependencias tienen y de que forma están aseguradas.
El compliance es finalmente una de las materias cuya importancia ha crecido más dentro de las organizaciones. Sus KPIs requieren una inspección continua de las configuraciones de los recursos en la nube, comparándolos con las distintas normas de seguridad y cumplimiento… alineándose con estándares europeos como la GDPR, sectoriales, verticales, o de la propia organización.
En este sentido, debe hacerse un seguimiento de cómo se actúa en cada caso, qué violaciones de compliance se han cometido y cómo se ha progresado hasta su resolución.
Fuentes: MCPRO | Networkworld